viernes, 15 de abril de 2016

El fútbol es pasión, no violencia

Cada vez más en nuestro país, el fútbol pierde a pasos agigantados su condición de deporte para convertirse en otro escenario de violencia y delincuencia. Los jóvenes cantan a su equipo, enarbolan banderas, alientan, tocan bombos. ¿Qué no podría hacer un hincha por el equipo de sus amores? Sin embargo, en la historia de nuestro fútbol peruano es importante mostrar casos de violencia que en estos años se han convertido en un problema serio de la sociedad.



En 1988, la barra brava de Alianza Lima  ingresó al estadio de Universitario, saqueándolo y generando destrozos. En 1991, barristas de Universitario quemaron el  bus que movilizaba a los jugadores del  Sporting Cristal en las afueras del estadio, el bus se incendió totalmente. En el 2007 en Chimbote,  una emboscada por parte de hinchas del club Universitario produjo un enfrentamiento que dejó heridos y un seguidor de Alianza Lima muerto. Otro caso fue el de Walter Oyarce,  asesinado en el mismo estadio Monumental de Ate, al finalizar un partido. La rivalidad siempre existirá en el fútbol. Pero acaso se debe dejar que nuestros estadios sigan siendo  testigos de hechos de sangre y dolor. ¿Qué se puede hacer? 

Hoy en día, esta rivalidad entre hinchas es muy fuerte, ya que el aficionado asume la identidad de su equipo, es una cuestión psicológica, de animadversión contra el rival. Esto se ha convertido en un elemento a favor para la formación de pandillas juveniles, un estudio realizado por la Policía Nacional informa que el 71% de los miembros de las pandillas en Lima son jóvenes de 13 -27 años quienes pertenecen a barras de algún equipo de futbol. Las barras bravas en el Perú no necesariamente son de sectores socio-económicos bajos, el centro del problema es el deterioro de la familia como ente educador principal, con la ineficacia o falta de interés de las autoridades para poder solucionar problemas sociales, y con la pasividad de los ciudadanos ante determinadas situaciones negativas.


Ante un caso de alguna barra brava que comete un acto delictivo muchas personas se preguntan ¿Por qué la sociedad juvenil se va degenerando en el fútbol? Para esto hay que tener presente que no es el fútbol el que ocasiona que la sociedad se vuelva agresiva, la realidad es que los integrantes de los deportes, en especial el fútbol en estos casos formados por personas jóvenes que muchas veces encuentran una justificación el pertenecer en este caso en asociaciones deportivas para refugiarse y manifestar un problema que es la violencia, expresada en agresiones, pandillaje, barras bravas, entre otros, esto va más allá de un problema del Fútbol, es un problema de la Sociedad Nacional.


¿Qué acciones realiza el estado peruano para solucionar el presente hecho? Es muy poca la participación del estado ya que no se toman medidas drásticas para solucionar el problema. Sin embargo, en el Plan Nacional de Seguridad del Ministerio del Interior explica que una de las metas para acabar con la violencia es el inicio de programas a nivel provincial y distrital para que los jóvenes de las pandillas y barras bravas  exploten su potencia en los negocios y talentos.  
Para avanzar en la solución a nuestros problemas de delincuencia, es importante que el Estado tome muchas medidas en diferentes ámbitos y escalas. En el caso del fútbol, debe existir una voluntad real del Estado en exigirles a los clubes mayor responsabilidad social. Esto significa que el  club de fútbol debe vincularse con su comunidad y los hinchas para trabajar estrechamente con las personas que viven en riesgo social. Por ejemplo, que los equipos hagan clínicas de futbol en poblaciones, que se limpien las barras de los delincuentes, o que se hagan talleres para la familia, generando una verdadera red de contención en torno al fútbol, todo lo que antiguamente se buscaba hacer cuando eran “clubes sociales”.


El fútbol no puede, ni debe, resolver por sus medios un problema del país como lo es la delincuencia; pero dada su relevancia, debe ser un actor importante en un plan transversal de solución, que es responsabilidad del Estado. Si se logra generar una conciencia real en nuestras autoridades públicas y deportivas de que la inclusión es una solución en el largo plazo, no hay dudas de que las familias volverán al estadio y de que la delincuencia disminuirá.




Publicaciones importantes:

Arboccó, M. (2013). Barras bravas y tiempos bravos: Violencia en el fútbol peruano. En UNICEF. Recuperado el 16 de abril de 2016, de  http://www.unife.edu.pe/publicaciones/revistas/psicologia/2013/2/Manual-Arbocco.pdf

Panfichi, A. (2014). Representación y violencia en el fútbol peruano: Barras bravas. En la Universidad de Lima. Recuperado el 16 de abril de 2016, de  http://fresno.ulima.edu.pe/sf/sf_bdfde.nsf/OtrosWeb/CONT12PANFICHI/$file/08-contratexto12-PANFICHI.pdf

Aguilar, P. (2014). Clubes y barras en Perú. En la Sociedad y el Deporte. Recuperado el 16 de abril de 2016, de  http://www.uff.br/esportesociedade/pdf/es2409.pdf


No hay comentarios:

Publicar un comentario