Cada vez más en nuestro
país, el fútbol pierde a pasos agigantados su condición de deporte para
convertirse en otro escenario de violencia y delincuencia. Los jóvenes cantan a
su equipo, enarbolan banderas, alientan, tocan bombos. ¿Qué no podría hacer un
hincha por el equipo de sus amores? Sin embargo, en la historia de nuestro
fútbol peruano es importante mostrar casos de violencia que en estos años se
han convertido en un problema serio de la sociedad.
En 1988, la barra brava de
Alianza Lima ingresó al estadio de
Universitario, saqueándolo y generando destrozos. En 1991, barristas de
Universitario quemaron el bus que
movilizaba a los jugadores del Sporting
Cristal en las afueras del estadio, el bus se incendió totalmente. En el 2007
en Chimbote, una emboscada por parte de
hinchas del club Universitario produjo un enfrentamiento que dejó heridos y un
seguidor de Alianza Lima muerto. Otro caso fue el de Walter Oyarce, asesinado en el mismo estadio Monumental de
Ate, al finalizar un partido. La rivalidad siempre existirá en el fútbol. Pero
acaso se debe dejar que nuestros estadios sigan siendo testigos de hechos de sangre y dolor. ¿Qué se
puede hacer?
Hoy en día, esta rivalidad
entre hinchas es muy fuerte, ya que el aficionado asume la identidad de su
equipo, es una cuestión psicológica, de animadversión contra el rival. Esto se
ha convertido en un elemento a favor para la formación de pandillas juveniles,
un estudio realizado por la Policía Nacional informa que el 71% de los miembros
de las pandillas en Lima son jóvenes de 13 -27 años quienes pertenecen a barras
de algún equipo de futbol. Las barras bravas en el Perú no necesariamente son
de sectores socio-económicos bajos, el centro del problema es el deterioro de
la familia como ente educador principal, con la ineficacia o falta de interés
de las autoridades para poder solucionar problemas sociales, y con la pasividad
de los ciudadanos ante determinadas situaciones negativas.
Ante un caso de alguna barra
brava que comete un acto delictivo muchas personas se preguntan ¿Por qué la
sociedad juvenil se va degenerando en el fútbol? Para esto hay que tener
presente que no es el fútbol el que ocasiona que la sociedad se vuelva
agresiva, la realidad es que los integrantes de los deportes, en especial el
fútbol en estos casos formados por personas jóvenes que muchas veces encuentran
una justificación el pertenecer en este caso en asociaciones deportivas para
refugiarse y manifestar un problema que es la violencia, expresada en
agresiones, pandillaje, barras bravas, entre otros, esto va más allá de un
problema del Fútbol, es un problema de la Sociedad Nacional.
¿Qué acciones realiza el
estado peruano para solucionar el presente hecho? Es muy poca la participación
del estado ya que no se toman medidas drásticas para solucionar el problema.
Sin embargo, en el Plan Nacional de Seguridad del Ministerio del Interior
explica que una de las metas para acabar con la violencia es el inicio de
programas a nivel provincial y distrital para que los jóvenes de las pandillas
y barras bravas exploten su potencia en
los negocios y talentos.
Para avanzar en la solución
a nuestros problemas de delincuencia, es importante que el Estado tome muchas
medidas en diferentes ámbitos y escalas. En el caso del fútbol, debe existir
una voluntad real del Estado en exigirles a los clubes mayor responsabilidad
social. Esto significa que el club de
fútbol debe vincularse con su comunidad y los hinchas para trabajar
estrechamente con las personas que viven en riesgo social. Por ejemplo, que los
equipos hagan clínicas de futbol en poblaciones, que se limpien las barras de
los delincuentes, o que se hagan talleres para la familia, generando una
verdadera red de contención en torno al fútbol, todo lo que antiguamente se
buscaba hacer cuando eran “clubes sociales”.
El fútbol no puede, ni
debe, resolver por sus medios un problema del país como lo es la delincuencia;
pero dada su relevancia, debe ser un actor importante en un plan transversal de
solución, que es responsabilidad del Estado. Si se logra generar una conciencia
real en nuestras autoridades públicas y deportivas de que la inclusión es una
solución en el largo plazo, no hay dudas de que las familias volverán al
estadio y de que la delincuencia disminuirá.
Publicaciones importantes:
Arboccó, M. (2013). Barras bravas y tiempos
bravos: Violencia en el fútbol peruano. En UNICEF. Recuperado el 16 de abril de
2016, de http://www.unife.edu.pe/publicaciones/revistas/psicologia/2013/2/Manual-Arbocco.pdf
Panfichi, A. (2014). Representación y
violencia en el fútbol peruano: Barras bravas. En la Universidad de Lima. Recuperado
el 16 de abril de 2016, de http://fresno.ulima.edu.pe/sf/sf_bdfde.nsf/OtrosWeb/CONT12PANFICHI/$file/08-contratexto12-PANFICHI.pdf
Aguilar, P. (2014). Clubes y barras en Perú.
En la Sociedad y el Deporte. Recuperado el 16 de abril de 2016, de http://www.uff.br/esportesociedade/pdf/es2409.pdf
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