Hoy
en día, en Perú, tres de cada cuatro trabajadores de la Población
Económicamente Activa (PEA) que se encuentra ocupada se desempeña en un empleo informal
(75%), según el Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI, 2015).
Por ello, esta situación se vuelve más grave en el caso de los jóvenes y de las
personas mayores de 65 años puesto que nueve de cada diez trabaja de manera
informal.
En
mi opinión es realmente preocupante que la tasa de empleo informal en jóvenes
alcance el 82,3%, convirtiéndose en una de las 4 más altas de la región. Es
decir, ocho de cada diez peruanos entre 15 y 24 años laboran en condiciones de
informalidad laboral, mientras que el resto personas sí tiene que pagar al
estado.
Esta
problemática constituye una preocupación mayor al desempleo juvenil porque
afecta directamente a la calidad y a las condiciones del trabajo, es en
realidad un desafío político importante ya que el alto desempleo e informalidad
forma parte de un cuadro en el que se generan ideas de desalientos y
frustración por la falta de oportunidades en los mismos jóvenes.
Por
esta razón, las mediciones disponibles ubican al Perú como una de las más altas
del mundo, se refleja una ineficiente asignación de recursos sobre todo de mano
de obra y una ineficiente utilización de los servicios del estado, lo cual
podría poner en riesgo las perspectivas de crecimiento del país. La evidencia
comparativa sugiere que la informalidad en el Perú es producto de la
combinación de malos servicios públicos y un marco normativo que agobia a las
empresas formales, esta combinación se vuelve particularmente peligrosa en el
Perú cuando la educación y desarrollo de capacidades es deficiente y cuando los
métodos de producción son aún primarios, y existen fuertes presiones
demográficas.
Por
otro lado, es importante resaltar que la Organización internacional del trabajo
(OIT) destacó que en el Perú el sector informal, donde se encuentran los
trabajadores del hogar y de la pequeña empresa así como los cuentapropistas
(emprendedores) forma parte de la
población laboral más vulnerable del país.
Para
la OIT las iniciativas que presenta el Perú para reducir la informalidad deben
ser programas temporales y que partan de
un diagnóstico preciso del panorama. Por ende, con el fin de reducir la
informalidad en 50%, se debe incrementar la productividad en 140%, según cifras
de la Organización Internacional de Trabajo. Resulta crucial la implementación
de una política de Estado que incentive la competitividad en el Perú a largo
plazo.
Finalmente,
“Projoven Perú” es un programa de capacitación e inserción laboral dirigido a
jóvenes de estratos bajos. Se realizó de 1997 al 2013, y logró que el 67.2% de
sus beneficiarios consiguiera trabajo y que sus ingresos por hora suban en 18%.
La gran mayoría se insertó en una MYPE, esto es importante ya que si se sigue
con este programa se pueden lograr buenos resultados.
Si
desean mayor información, pueden revisar las siguientes investigaciones en las
cuales esta publicación se basó:
Loayza,
N. (2015). Causas y consecuencias de la informalidad en el Perú. Recuperado el
23 de Mayo de 2016, de http://www.bcrp.gob.pe/docs/Publicaciones/Revista-Estudios-Economicos/15/Estudios-Economicos-15-3.pdf
INEI,
(2014). La informalidad y la fuerza de trabajo. Recuperado el 23 de Mayo de
2016, de
https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1154/cap06.pdf
Vilchez,
A. (2014). Producto y empleo informal en el Perú. Recuperado el 23 de Mayo de
2016, de
https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1154/libro.pdf
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